El 18 de julio, desde la Fundación Federico Engels (FFE) presentamos en la Feria del Libro de Vallekas, el libro La Secreta de Franco (Espasa), del historiador, colaborador de la Fundación y militante de Izquierda Revolucionaria, Pablo Alcántara. Nuestra compañera Ana García fue la encargada de introducir y moderar la charla, que congregó a unos 40 asistentes.
En los últimos días estamos viendo cómo la naturaleza de clase y reaccionaria del aparato del Estado, completamente vinculado a los grandes poderes económicos y mediáticos no es algo lejano ni exclusivo de la dictadura franquista, sino de rabiosa actualidad. Así lo demuestran los audios entre Ferreras y Villarejo (que fue miembro de la Brigada Político Social, BPS). Este y otros aspectos que vinculan la herencia de la dictadura con nuestro presente se pusieron sobre la mesa durante la exposición. Por ejemplo la nueva Ley de Memoria Democrática y su insuficiencia al no derogar la Ley de Amnistía y mantener impunes los crímenes franquistas, el carácter represivo y machista de la justicia, o cómo cuando el pueblo se ha levantado para luchar por sus derechos sociales y democráticos ( como ocurrió el 1-O, huelgas generales, 8-M, por la libertad de Pablo Hássel) los diferentes Gobiernos no han dudado en utilizar a la Policía para reprimirnos y tratar de apagar la movilización.
Todas estas cuestiones están muy relacionadas con el libro La secreta de Franco. La BPS, tal y como documenta el libro, fue un aparato fundamental de represión de la dictadura franquista, adiestrada primero por la Gestapo y después por la CIA y el FBI para intentar doblegar al movimiento obrero, estudiantil y las luchas que surgieron a partir de los años 50 hasta el final del régimen.
Estos policías, fieles servidores a Franco, durante los años de la Transición, no sólo no fueron depurados y juzgados, sino que se mantuvieron en sus puestos, fueron ascendidos y condecorados por diferentes Gobiernos de UCD y del PSOE. Fueron utilizados para mantener la paz social en una época que no fue de consenso y estabilidad. A diferencia de lo que siempre se nos explica la historiografía burguesa, la llamada Transición fue una etapa de grandes luchas por transformar la sociedad por un lado y de una utilización salvaje de la violencia policial y de la extrema derecha para evitar lo primero, por el otro. Fueron los dirigentes del PCE y del PSOE los que aceptaron las reglas del juego capitalistas y aceptaron leyes como la de Amnistía, que se convirtió en una ley de punto final de los crímenes del franquismo.
Lo que se deja claro en el libro y también se dejó claro en el acto es que, además de poner nombres y apellidos a los verdugos policiales, militares y políticos del franquismo, la lucha y la movilización fueron y siguen siendo el punto central. De cómo durante los años de la dictadura franquista, cuando podías ir varios años a la cárcel por hacer una huelga o manifestación, la clase obrera y la juventud perdió el miedo a movilizarse para acabar con el franquismo y cambiar de raíz las cosas. A pesar de que los militantes antifranquistas sabían a lo que se enfrentaban (torturas, cárcel e incluso a la pena de muerte) podía más la necesidad de acabar con la explotación y conseguir una sociedad libre y justa.
El público que asistió al acto y ocupó las sillas y también los que se acercaron a escuchar de pie al Bulevar Peña Gorbea en Vallekas se sumergieron en la explicación y el llamamiento a sacar lecciones y retomar la lucha que hizo Pablo Alcántara, que incluso arrancó aplausos en mitad de sus explicaciones. Por su claridad y determinación de destapar lo que siempre nos ocultan, por utilizar la historia de nuestra clase como un arma para cambiar nuestro presente y por ser un historiador comprometido pero sobre todo, un militante comunista de Izquierda Revolucionaria, como él mismo explicó.
La atención que logró el autor y los aplausos durante la presentación y en el cierre de la misma dejaban notar el reconocimiento de las ideas que se plantearon. Como conocen bien los vecinos de Vallekas, está claro que tanto ayer como hoy, la lucha y la organización son el único camino para cambiar las cosas.