Los días 10, 11 y 12 de febrero se va a celebrar la Asamblea Ciudadana de Podemos, en un contexto de público y duro enfrentamiento entre el sector aglutinado por Pablo Iglesias y el de Íñigo Errejón. La expresión más aguda de esta pugna, hasta el momento, se plasmó el pasado diciembre en la consulta realizada a las bases sobre las normas de funcionamiento de la Asamblea, con un 41,57% de los votos a favor de las tesis de Iglesias, el 39,12% para Errejón y un 10,5% para los anticapitalistas. ¿Cuáles son las causas políticas de este conflicto? ¿Se trata sólo de una lucha por el poder o hay proyectos políticos enfrentados? ¿Qué papel juega la clase dominante, sus medios de comunicación y la socialdemocracia en esta disputa? Sin duda, Vistalegre II será un acontecimiento importante no sólo para el futuro de la formación morada, sino para el de la izquierda y la lucha de clases en el Estado español.
El resultado de las elecciones generales del 26 de junio fue un hecho clave en la actual crisis de la dirección de Podemos. Después de un proceso de ascenso fulgurante de la formación, lleno de optimismo y expectativas, la pérdida de un millón de votos el 26-J respecto a las elecciones del 20-D y que no se materializara el esperado sorpasso al PSOE causó un gran impacto tanto en la dirección como en las bases de Podemos. Las conclusiones del porqué se produjeron estos resultados se han ido desarrollando en líneas opuestas en la dirección de Podemos.
En este contexto tampoco es un secreto que, como el intento de destruir Podemos ha fracasado, el esfuerzo fundamental de la burguesía se centra ahora en colocar a la formación en una línea política socialdemócrata. El editorial de El País, del pasado 12 de diciembre, con el título de Podemos, en lucha, es muy significativo: “Errejón defiende un Podemos mucho más moderno, democrático y abierto, distinto por completo de la confusión generada por Iglesias en torno a una estrategia de radicalización ideológica y movilización callejera cuyo efecto está siendo diluir la fuerza y capacidad negociadora del partido en el Parlamento y en las instituciones”.
Íñigo Errejón ha manifestado de forma reiterada su apuesta por el trabajo en las “instituciones” como eje central de la estrategia política de Podemos. Ha dicho que la formación “no puede ser sólo una fuerza de protesta o de denuncia”, y que “a nuestros adversarios les gusta ver” en Podemos “una fuerza formalmente muy radical pero materialmente incapaz de transformar las condiciones de vida de la gente”. Errejón identifica una postura política radical con el pataleo estéril, con el fin de desprestigiar cualquier alternativa de ruptura con el sistema capitalista basada en la movilización; es decir, adopta el mismo lenguaje y el mismo planteamiento que la socialdemocracia tradicional que, en la práctica, no es más que la correa de transmisión de los intereses de los capitalistas.
Tras el 26-J Pablo Iglesias se inclinó inicialmente por la estrategia de la desmovilización, pero tras comprobar que esta línea sólo favorecía a la derecha —tanto dentro de Podemos como fuera— y que alentaba a todos los sectores que pedían su cabeza, hizo una serie de reflexiones críticas preguntándose públicamente si no había sido la imagen de moderación que había transmitido la formación la causa de este inesperado resultado. Habló del error de intentar ocupar el espacio de la socialdemocracia para no “asustar” a un sector del electorado, y más recientemente planteó la necesidad de recuperar la calle y de que los sindicatos convocaran una huelga general contra la política antisocial del PP. Ha advertido también del peligro de “acostumbrarte a vivir en el parlamento” y que “la transversalidad no es parecernos a nuestros enemigos, sino parecernos a la PAH”. Es evidente que este giro a la izquierda en sus declaraciones refleja los procesos que se están dando en la lucha de clases y sus efectos en una formación tan inestable como Podemos.
Reforma o ruptura con el sistema
Cada uno de estos planteamientos tiene su propia dinámica. ¿A qué lleva el supuesto “realismo” de Errejón? En el mejor de los casos a transformar Podemos en un PSOE bis y, como dice el refrán, para este viaje no hacían falta estas alforjas. La estrategia de Errejón es una receta acabada para que el proyecto de Podemos acabe en un desastre. Claro que se debe y se puede ganar una parte decisiva del apoyo social que ha tenido históricamente el PSOE, pero no copiando el programa socialdemócrata procapitalista, que es la verdadera causa del hundimiento que está sufriendo este partido. Como señalan las últimas encuestas, el PSOE perdería más de un millón y medio de sus votos. ¿Alguien se extraña de esto tras de ver cómo Susana Díaz y los barones territoriales han entregado el gobierno a Rajoy y colaboran con el PP en su agenda de recortes y a austeridad?
Desde Izquierda Revolucionaria simpatizamos con las reflexiones antes citadas de Pablo Iglesias. El peligro para el futuro de Podemos es precisamente su acomodo al sistema. Por eso es necesario levantar una línea política clara. Si, efectivamente, el juego parlamentario esconde con su charlatanería hueca lo que en realidad es la dictadura del capital financiero; si la crisis hunde a la mayoría de la población y continuará siendo así mientras se respeten los límites del capitalismo, la conclusión es clara: hay que adoptar un programa que rompa con esta camisa fuerza, que planteé medidas socialistas enérgicas como la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, que se oponga a los recortes y la austeridad, que defienda la enseñanza y la educación pública, una vivienda digna por ley, y las libertades democráticas, incluido el derecho a decidir.
Si Pablo Iglesias defendiera claramente una alternativa de este tipo, conectaría con las aspiraciones de millones de trabajadores y jóvenes, de los sectores más oprimidos de la sociedad y de todos aquellos que no ven ninguna salida bajo el sistema. No basta con guiños a la izquierda de vez en cuando. No basta con reflexiones que luego no tienen ninguna consecuencia práctica. La única manera de ligarse sólidamente a las masas, la verdadera fuerza de Podemos, es defendiendo una alternativa auténticamente socialista y transformadora frente a la crisis capitalista e implicándose directamente en la lucha diaria del movimiento obrero y juvenil. Si después de todo este debate lo que hay es una componenda por arriba que no varíe sustancialmente la línea actual, transmitiendo la idea de que todo es una lucha mezquina por el control del aparato, los que abogan por un Podemos cada vez más adaptado al sistema habrán alcanzado una victoria política sonada.
El sector de Errejón cuenta con el apoyo moral, político y material de la clase dominante y sus voceros. Sin embargo, su verdadera baza es la inercia y la falta de una alternativa consecuente por parte de Pablo Iglesias y su sector. Ésta es la principal tarea a resolver para todo los que defendemos un Podemos que responda a los intereses de los trabajadores, los jóvenes, los parados, los precarios, y todos los sectores oprimidos de la sociedad. No puede haber capitalismo de rostro humano, no puede haber reformas en beneficio de la población que no hayan sido arrancadas con la lucha y la movilización. No puede haber cambio real sin socialismo.