El jueves 27 de junio presentamos en el Espacio Rosa Luxemburgo el libro ¡Vergüenza! El escándalo de las residencias, de Manuel Rico. Un acto en el que pudimos contar con la presencia del autor, exdirector de Público e Infolibre y colaborador con la Comisión Ciudadana por la Verdad de las Residencias en Madrid, y que ha desvelado, luchado y denunciado esta matanza desde el primer día. Compartieron la mesa redonda con él, Luis Fernández, presidente de la Asociación de Memoria Histórica de Latina, y Marina Mata, de Izquierda Revolucionaria y Libres y Combativas.
Este texto es una condena, en forma de trabajo de investigación, de lo ocurrido con las residencias de mayores durante la pandemia del Covid-19, donde murieron más de 20.000 residentes. En Madrid la dramática cifra de 7.291 como consecuencia directa de los “protocolos de la vergüenza” implementados por el PP de Madrid. En definitiva, una condena a las políticas privatizadoras y criminales del PP de Ayuso. En la charla, en formato de entrevista con el periodista, se abordaron distintos temas de mucha actualidad y contenido político.
Los escándalos de corrupción alrededor de las mascarillas y las residencias, cómo el Gobierno de Ayuso dejó a los ancianos morirse en las residencias sin ningún tipo de alternativa cuando las había, cómo se negaron a trasladarles a hospitales, ni a lugares como IFEMA, donde se habilitó lo que la propaganda del PP llamó “hospital milagro”, pero que en realidad fueron unas instalaciones a las que se trasladó fundamentalmente a pacientes con síntomas más moderados para poder pregonar a los cuatro vientos que sus medidas salvaban vidas, mientras a los más vulnerables se les dejaba morir solos.
Otro aspecto central expuesto por el ponente y sobre el que se profundizó en el debate posterior fue el de los millones y millones de dinero público que reciben los fondos buitres, grandes inversores privados (como Florentino Pérez), la Iglesia católica (que controla el 43,3% del negocio) mientras mantienen a los trabajadores en unas condiciones precarias y a los residentes en unas situaciones indignas, de sobra es conocido, la multitud de denuncias por el maltrato que sufren, por la falta de una alimentación de calidad…
Madrid —como explicó Manuel Rico— fue la región de la Unión Europea con mayor exceso de mortalidad en 2020. Y fue, sobre todo, por las políticas clasistas y privatizadoras del Gobierno del PP, que provocaron una situación devastadora con la pandemia. Unas políticas a las que la oposición de la izquierda parlamentaria no hizo frente con contundencia. El papel del Gobierno central, entonces formado por el PSOE y UP, tampoco estuvo a la altura, dejó hacer, sin intervenir, escudándose en que las competencias estaban en manos de las autonomías. No solo eso, sino que cuando se produjeron los confinamientos clasistas y las movilizaciones en los barrios contra esta política segregadora, Pedro Sánchez acudió raudo a la Puerta del Sol para reuniéndose con Ayuso, lanzar un claro mensaje de respaldo y, en la práctica legitima sus políticas, echándole un bote salvavidas.
La izquierda institucional y los sindicatos mayoritarios han llevado a cabo una tibia crítica a la gestión de las residencias, y ni muchos menos han llevado a cabo una lucha seria y decidida contra las políticas privatizadoras de Ayuso y compañía. Han sido los trabajadores de las residencias, los familiares de las víctimas, enfrentando todos los obstáculos, quienes se han movilizado por saber la verdad de lo ocurrido. Así, surgió la Comisión Ciudadana por la Verdad de las Residencias en Madrid.
En el debate que se abrió tras la exposición que hizo Manuel Rico, se aportaron varias ideas que conectaron con el sentir general y el propósito del acto. La alerta sobre la situación desastrosa de los servicios públicos y la precariedad de los sanitarios o de los profesores de la pública en Madrid, que han provocado movilizaciones masivas en defensa de la sanidad pública y huelgas de docentes pidiendo menos horas lectivas y mejoras de sus condiciones de trabajo.
Se planteó la necesidad de una huelga de los servicios públicos en Madrid para acabar con los recortes y ataques del PP, de nacionalizar la sanidad privada para impedir que miles de personas mueran, como pasó con la pandemia y las residencias, a causa de que un derecho sea convertido en un negocio.
También hubo intervenciones para insistir en que las actuales políticas del Gobierno de coalición PSOE-Sumar que no solo no han revertido los recortes, sino que siguen permitiendo un ingente negocio de empresas privadas en la sanidad.
Debates como este y trabajos como el que aporta Manuel Rico son fundamentales para entender cómo un puñado de capitalistas se hace de oro a costa de degradar nuestras condiciones de vida, de permitir las muertes de miles de personas sin que se haga nada y no haya responsables, de degradar con los servicios públicos, en connivencia con los diferentes Gobiernos. También para reafirmarnos en la necesidad de levantar una lucha consecuente y contundente en las calles, para acabar con este sufrimiento y poder tener una vida digna. Uno de los objetivos centrales del PP de Madrid era conseguir que los 7.291 residentes muertos por la indecente política del Gobierno de Ayuso en las residencias de ancianos, fueran devorados por el olvido; no lo han conseguido. Esa es la primera victoria de esta lucha que sigue muy viva. La lucha sirve, la lucha sigue. Ni olvido ni perdón.