En plena borrachera chovinista, y tras la capitulación patriótica de la dirección de la socialdemocracia alemana ante su propia burguesía, el marxismo internacionalista, genuino, no adulterado, vibra en las palabras de Liebknecht. Un documento que Lenin saludó con entusiasmo y que se convirtió en la guía de acción de los internacionalistas alemanes durante la guerra imperialista. Hoy queremos recordar y recomendar a toda la nueva generación de revolucionarios este texto, que sigue conservando toda su fuerza teórica y práctica.
EL ENEMIGO PRINCIPAL ESTÁ EN CASA
Karl Liebknecht
Mayo 1915
Lo que se llevaba esperando día tras día desde hace diez meses, desde el ataque austríaco contra Serbia, ha ocurrido: la guerra con Italia está ahí.
Las masas de los países en guerra han comenzado a liberarse de las telarañas de mentiras oficiales. La comprensión de las causas y objetivos de la guerra mundial, de quién es directamente responsable de su estallido, se ha extendido incluso entre el pueblo alemán. Los locos desvaríos sobre la “sagrada guerra” han ido perdiendo cada vez más su ímpetu, el entusiasmo por la guerra se ha debilitado, el deseo de una pronta paz ha crecido poderosamente por todas partes... ¡incluso en el ejército!
Esto fue un gran problema para los imperialistas alemanes y austríacos, que buscaban en vano una salvación. Ahora parece que la han encontrado. La entrada de Italia en la guerra debería ofrecerles una oportunidad, muy bienvenida, para desatar un nuevo frenesí de odio nacionalista, ahogar el deseo de paz y difuminar el rastro de su propia culpa. Están apostando a la desmemoria del pueblo alemán, a su indulgencia demasiadas veces puesta a prueba.
Si este plan tiene éxito, el resultado de diez meses de experiencia sangrienta sería destruido, el proletariado internacional sería una vez más desarmado, eliminado completamente como factor político independiente.
Este plan debe ser echado por tierra, y lo será si la parte del proletariado alemán que ha permanecido fiel al socialismo internacional sigue siendo consciente y merecedora de su misión histórica en estos tiempos monstruosos.
Los enemigos del pueblo cuentan con la desmemoria de las masas... Nosotros le oponemos la siguiente consigna:
¡APRENDEDLO TODO, NO OLVIDÉIS NADA!
¡No olvidéis nada!
Cuando el conflicto estalló, hemos visto cómo las masas fueron sometidas a los objetivos capitalistas de la guerra, con embaucadoras melodías de las clases dominantes. Hemos visto cómo las brillantes burbujas de la demagogia han explotado; cómo los tontos sueños de agosto se desvanecieron; cómo, en lugar de felicidad, cayeron sobre el pueblo el sufrimiento y la miseria; cómo las lágrimas de las viudas y los huérfanos de guerra crecieron hasta formar grandes torrentes; cómo el mantenimiento de la ignominia de las tres clases, la impenitente canonización de la Cuatrinidad (semiabsolutismo, dominación de los junkers, militarismo y arbitrariedad policial) se convirtió en la amarga verdad.
A través de esta experiencia hemos sido advertidos: ¡aprendedlo todo, no olvidéis nada!
Ofensivos son los discursos con los que el imperialismo italiano se regodea hablando de sus pillajes; ofensivas son esas escenas de tragicomedia romántica en las que se presenta la bien conocida mueca de la “tregua civil ”. Pero más ofensivo es todavía que en todo esto podemos reconocer, como reflejados en un espejo, los métodos alemanes y austríacos de julio y agosto de 1914.
Los instigadores italianos de la guerra se merecen todas las denuncias. Pero sólo son copias de los instigadores alemanes y austríacos, que son los principales responsables del estallido de la guerra. ¡Dios los cría… [y ellos se juntan]!
¿A QUIÉN PUEDEN AGRADECERLE LOS ALEMANES ESTA NUEVA DESGRACIA?
¿A quién pueden exigirle explicaciones por las nuevas pilas de cadáveres que se van a amontonar?
Esto todavía es cierto: el ultimátum austríaco a Serbia del 23 de julio de 1914 fue la chispa que incendió el mundo, aunque ese fuego haya tardado en propagarse a Italia.
Esto todavía es cierto: ese ultimátum fue la señal para la redistribución del mundo y necesariamente convocó a todos los estados capitalistas saqueadores a participar en el plan.
Esto todavía es cierto: ese ultimátum contenía la cuestión de la dominación sobre los Balcanes, Asia Menor y todo el Mediterráneo, y por lo tanto contenía en un solo golpe todos los antagonismos entre Austria-Alemania e Italia.
Si los imperialistas alemanes y austríacos tratan ahora de ocultarse detrás del decorado del pillaje italiano y del telón de la deslealtad italiana, autoadjudicándose la toga de la indignación moral y la inocencia agraviada —cuando en Roma sólo han encontrado a sus iguales—, entonces merecen el más cruel de los desprecios.
“¡No olvidéis nada!” es de aplicación a cómo los muy honorables patriotas alemanes jugaron con el pueblo alemán en la cuestión italiana.
El tratado de la Triple Alianza con Italia siempre fue una farsa; ¡todos fuisteis engañados!
Los expertos siempre han sabido que, en caso de guerra, Italia sería un contrincante seguro de Alemania y Austria; ¡pero os hicieron creer que sería un aliado seguro!
Una buena parte del destino de Alemania en la política mundial se decidió en el tratado de la Triple Alianza, firmado y renovado sin consultaros; ¡hasta el día de hoy, ni una sola letra de ese tratado ha sido compartida con vosotros!
El ultimátum austríaco a Serbia, con el cual una pequeña camarilla tomó a toda la humanidad por sorpresa, rompió el tratado entre Austria e Italia; nadie os dijo nada de esto.
Ese ultimátum fue lanzado con la expresa condena de Italia; esto se os ocultó.
El 4 de mayo de este año, Italia disolvió su alianza con Austria. Este hecho crucial se les ocultó al pueblo alemán y al pueblo austríaco hasta el 18 de mayo; sí, a pesar de la verdad, fue negado oficialmente, una repetición del engaño al pueblo alemán y al Reichstag sobre el ultimátum alemán a Bélgica del 2 de agosto de 1914.
Nadie os dio ninguna influencia en las negociaciones de Alemania y Austria con Italia, de las que dependía la intervención de Italia en la guerra. Se os trató como menores de edad en esta cuestión vital, mientras que el partido de la guerra, la diplomacia secreta, un puñado de gente en Berlín y Viena, echaban los dados sobre el destino de Alemania.
El torpedeo del Lusitania no sólo consolidó el poder de los partidos de la guerra en Gran Bretaña, Francia y Rusia, sino que invitó a un grave conflicto con EEUU, puso a todos los países neutrales en contra de Alemania con apasionada indignación y facilitó el trabajo desastroso del partido de la guerra italiano en el momento crítico. El pueblo alemán también debía permanecer en silencio sobre esto; el puño de hierro del estado de sitio se cerró sobre sus gargantas.
Ya en marzo de este año pudieron haberse iniciado las negociaciones de paz (la oferta fue hecha por Gran Bretaña), pero la ambición de ganancias de los imperialistas alemanes llevó a rechazarlas. Las prometedoras negociaciones de paz fueron arruinadas por los partidos alemanes interesados en las conquistas coloniales a gran escala y en la anexión de Bélgica y de la Lorena francesa, por los capitalistas de las grandes compañías navieras alemanas y por los agitadores de la industria pesada alemana.
Esto también se le ocultó al pueblo alemán; una vez más, nadie os consultó.
Preguntamos: ¿A quién le puede agradecer el pueblo alemán la continuación de la horrenda guerra y la intervención de Italia? ¿A quién sino a la gente irresponsable de su propio país, que es la responsable?
¡APRENDEDLO TODO, NO OLVIDÉIS NADA!
Para la gente que piensa, la imitación italiana de las acciones de Alemania desde el verano del año pasado no puede ser un acicate para nuevas locuras bélicas, sólo un impulso para ahuyentar las esperanzas fantasmales en una nueva aurora de justicia política y social, sólo una nueva luz para iluminar las responsabilidades políticas y para desenmascarar el peligro público que representan los belicistas austríacos y alemanes, sólo una nueva acusación contra ellos.
Pero la regla “aprender y no olvidar” se aplica ante todo a la heroica lucha contra la guerra que libraron, y aún libran, nuestros camaradas italianos. Luchas en la prensa, en reuniones, en manifestaciones callejeras, luchas con energía y audacia revolucionarias, desafiando en cuerpo y alma el impacto rabioso de las oleadas nacionalistas con que fueron fustigados por las autoridades. Nuestras más entusiastas felicitaciones por su lucha. ¡Que su espíritu sea nuestro ejemplo! ¡Ojalá fuera ese el modelo de la Internacional!
Si lo hubiese sido desde esos días de agosto, el mundo estaría mejor. El proletariado internacional estaría mejor.
¡PERO LA VOLUNTAD RESUELTA DE LUCHAR NO PUEDE LLEGAR DEMASIADO TARDE!
La absurda consigna “aguantemos” ha tocado fondo; sólo nos hunde más y más en la vorágine del genocidio. La lucha de clases internacional del proletariado contra el genocidio imperialista internacional es el mandamiento socialista de la hora.
¡EL ENEMIGO PRINCIPAL DE UN PUEBLO ESTÁ EN SU PROPIO PAÍS!
El enemigo principal del pueblo alemán está en Alemania: el imperialismo alemán, el partido alemán de la guerra, la diplomacia secreta alemana. Este enemigo interior debe ser combatido por el pueblo alemán en una lucha política, cooperando con el proletariado de los demás países, cuya lucha es contra sus propios imperialistas.
Sabemos una cosa con el pueblo alemán: no tenemos nada en común con los Tirpitz y Falkenhayn alemanes, con el gobierno alemán de opresión política y esclavitud social. Nada con ellos, todo con el pueblo alemán. ¡Todo para el proletariado internacional, por el bien del proletariado alemán y de la humanidad oprimida!
Los enemigos de la clase obrera están contando con la desmemoria de las masas —es un grave error de cálculo; están apostando a la paciencia de las masas—, pero nosotros elevamos este grito vehemente:
¿Por cuánto tiempo los tahúres imperialistas abusarán de la paciencia del pueblo? ¡La carnicería es suficiente y más que suficiente! ¡Abajo los instigadores de la guerra, de aquí y del extranjero!
¡ALTO AL GENOCIDIO!
Proletarios de todos los países, ¡seguid el heroico ejemplo de vuestros hermanos italianos! ¡Uníos a la lucha de clases internacional contra las conspiraciones de la diplomacia secreta, contra el imperialismo, contra la guerra, por una paz en el espíritu del socialismo!
¡EL ENEMIGO PRINCIPAL ESTÁ EN CASA!
NOTAS
[1] Iniciativa política lanzada por el káiser en agosto de 1914, tras la aprobación de los créditos de guerra. Los parlamentarios alemanes acordaron no convocar elecciones mientras durasen las hostilidades y suspender la actividad política, lo que esencialmente significó dejar en manos del gobierno reaccionario y de la cúpula militar todas las decisiones fundamentales.
[2] La Triple Alianza fue un bloque imperialista formado por Alemania, Austria-Hungría e Italia a finales del siglo XIX y dirigido principalmente contra Rusia y Francia (que en 1907 fraguarían, junto con Gran Bretaña, un bloque rival, la Triple Entente). Italia entró en ella haciendo la salvedad de que cumpliría los compromisos contraídos con Gran Bretaña, de la que dependía financieramente, si esta no se encontraba entre los enemigos de la Triple Alianza. Al comenzar la Primera Guerra Mundial, Italia se declaró neutral, pero en mayo de 1915 se unió a la Entente y entró en guerra con sus exaliados.
[3] El transatlántico británico Lusitania (que, además de pasajeros, transportaba suministros militares) fue hundido por un submarino alemán el 7 de mayo de 1915, causando más de mil muertos, entre ellos muchos civiles estadounidenses. La