La crítica de Plejánov al anarquismo de los Stirner (a quien considera realmente padre del anarquismo y, posiblemente, como bien señala el autor, sea la máxima expresión del individualismo burgués), Proudhon, Bakunin y epígonos, se centra principalmente en el campo filosófico. En las concepciones que los anarquistas tienen sobre el hombre, sobre la sociedad, y sobre la relación que existe de estos dos conceptos. Como bien señala Plejánov, esta filosofía cae una y otra vez, irremediablemente por el punto de vista desde el cual se parte, en el idealismo más antihistórico y antimaterialista. Si bien Bakunin y algunos de sus discípulos, se consideraban materialistas históricos (no comprendiendo pese a ello, mucho de las enseñanzas de Marx), otros como Kropotkin o Reclus —a quien Plejánov lanza sus más furibundas y duras críticas— niegan el materialismo dialéctico, y se centran en los estudios gradualistas de las ciencias naturales, aplicándolos en la sociedad. Esta es la muestra más evidente del claro carácter reformista que tiene el pensamiento anarquista.
Parece paradójico, casi tragicómico, que sea el pensador ruso quien tome a los anarquistas por reformistas. La traición de Plejánov y otros tantos, la degeneración de la Segunda Internacional representaron una verdadera prueba y un campo de batalla para el marxismo. Muchos pensadores anarquistas centraron sus esfuerzos en la lucha económica y eso les llevó a lo contrario de lo que querían obtener, a la desorientación y, finalmente, abandonar la lucha por el socialismo. Aunque hoy el anarquismo no tenga la audiencia de masas de la que disfrutaba en el momento en que Plejánov escribió este libro, es una obra central en la obra del autor ruso de obligatoria lectura para todo aquel que quiera comprender cuál es la diferencia ideológica y filosófica entre marxismo y anarquismo.
* “¿Quiénes tienen razón, los idealistas o los materialistas?”.