Hasta comienzos del siglo XX el trabajo de las mujeres se circunscribía al hogar familiar y cuando lo sobrepasaban lo hacían comúnmente en el servicio doméstico, con interminables jornadas laborales, poco salario y menos derechos, y la agricultura, donde se les pagaban jornales muy inferiores a los de los hombres.
Las mujeres tuvieron que luchar contra todo tipo de abusos y se rebelaron contra la carestía del pan e impuestos gravosos como el de consumos. También constituyeron sus propias organizaciones y reclamaron que fueran incluidas sus reivindicaciones en los programas de las organizaciones de izquierda, como el derecho al voto. En la historia contemporánea de Guadalajara los nombres de Juana Aragonés, Isabel Muñoz Caravaca, Trinidad Sanz o Suceso Portales, entre otras, son sinónimo de mujeres en primera línea en la lucha social y contra la discriminación de la mujer trabajadora.
La II República promulgó una legislación avanzada en cuanto a derechos civiles, laborales y sociales para las féminas, pero su efectividad apenas traspasó el papel en el que estaba escrita.
En la Guerra Civil las mujeres participaron activamente en milicias, comités, sindicatos, colectividades, concejalías… Con abnegación trabajaron también como enfermeras, conductoras, maestras… La mayoría había sido excluida hasta entonces de los asuntos públicos y ahora tomaban conciencia de su condición. Las últimas pasaron a ser las primeras.