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“Una de las ideas más absurdas que nos ha transmitido la filosofía del siglo XVIII es la opinión de que en el origen de la sociedad la mujer fue la esclava del hombre. Entre todos los salvajes y en todas las tribus que se encuentran en los estadios inferior, medio y, en parte, hasta superior de la barbarie, la mujer no sólo es libre, sino que está muy considerada” [1]

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Gijón: lunes 6 a las 19h frente a los juzgados

Madrid: martes 7 a las 9:30h frente al Tribunal Supremo

Estos días se cumple el 85 aniversario del golpe militar fascista del 18 de julio de 1936 y de la respuesta obrera que lo hizo fracasar en la mayoría de las grandes ciudades. A partir de ese momento, en el territorio republicano se inició una revolución social tan profunda que sólo puede ser comparada a la revolución bolchevique de Octubre de 1917 en Rusia.

Los cinco volúmenes de esta colección son el resultado de una extensa investigación histórica y abordan en profundidad la revolución socialista, la guerra civil y la política de las principales organizaciones obreras.
Cada libro además cuenta con un amplio apéndice documental que permite ir a fuentes primarias de difícil acceso.

Noventa años después del 14 de abril de 1931, el capitalismo español se encuentra sacudido por una crisis de enorme envergadura. La descomposición del régimen del 78, la deriva autoritaria del Estado, una desigualdad lacerante tras décadas de recortes y privatizaciones, la catástrofe sanitaria y social derivada del coronavirus, y la movilización social que no cesa desde el 15M de 2011 han colocado la lucha por la república como una necesidad de primer orden.

La Revolución portuguesa fue la revolución, en la Europa de la posguerra, en que el proletariado estuvo más cerca de tomar el poder. Pero ninguna revolución puede hacerse a medias. En noviembre de 1975, la clase dominante logró restaurar su orden, y en las siguientes décadas buscó, con todos los medios de que dispone, inducir a la clase obrera a una completa amnesia histórica. Sus éxitos no pudieron ser sino temporales.

Gracias a la Comuna de París, la lucha de la clase obrera contra la clase de los capitalistas y contra el Estado que representa los intereses de esta ha entrado en una nueva fase. Sea cual fuere el desenlace inmediato esta vez, se ha conquistado un nuevo punto de partida que tiene importancia para la historia de todo el mundo.

Marx, Carta a Kugelmann, 17 de abril de 1871.

El próximo 18 de marzo se cumplirá el 150 aniversario de la Comuna de Paris. La insurrección de los trabajadores y trabajadoras en la capital francesa representó la primera experiencia de democracia obrera de la historia contemporánea. Aquellas semanas heroicas de lucha y resistencia contra los ejércitos versalleses y prusianos, mostraron al mundo entero que los oprimidos sí podían organizar la sociedad sobre bases igualitarias, democráticas y socialistas.

La pugna por la hegemonía capitalista se recrudece

Si la verdad es la primera víctima de una guerra, en tiempos de pandemia no corre mejor suerte. En la era dorada de la tecnología de la información —en 2020 más de 4.540 millones de personas, el 60% de la población mundial, está conectada a Internet—, la censura de los medios de comunicación es insoportable. Como siempre que se trata de asuntos estratégicos para el capital, nada es casual. Una información veraz desnudaría la decadencia social de EEUU y Europa, y desmontaría el intento de convertir el virus en una especie de maldición bíblica y justo castigo por la irresponsabilidad individual de la ciudadanía. Sobre todo, evidenciaría el crimen que están perpetrando los Gobiernos occidentales por una gestión calamitosa en la que la mayoría de las muertes, contadas por millones, son evitables.

El pasado 3 de diciembre moría en Madrid, a los 64 años y tras padecer una grave enfermedad, el periodista e investigador Alfredo Grimaldos, militante comprometido de la izquierda comunista. Su trayectoria vital y profesional iluminó muchas zonas que el pensamiento oficial de una izquierda adaptada al sistema trató por todos los medios de mantener en penumbra. Grimaldos abrió las ventanas de esos años de represión y muerte, y los ventiló para que pudiéramos conocer la verdad y poner rostro a los responsables de tanto sufrimiento.

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